viernes, 12 de febrero de 2010

Una explicación.

Se despertó tímidamente. Sus ojos trataron de ocultarse del brillo del sol matutino. La lentitud para empezar un nuevo día invadía su cuerpo. Sin embargo, de pronto una energía hizo como si no hubiera más tiempo que perder. Saltó de la cama, abrió las ventanas y respiró profundamente un aire fresco de aquella mañana. Bajó corriendo las escaleras, medio saludó a sus padres y salió a la calle a reunirse con sus amigos que ya se encontraban ahí. Jugaron toda la mañana, despreocupados. A la hora del almuerzo, entró y se sentó al frente del televisor para ver sus dibujos favoritos. Luego en su cuarto, re-organizó todos sus juguetes. También, inventó mil aventuras y hazañas en las que él era un súper héroe. Así transcurrió un pedazo de la tarde. Durmió, imaginó, soñó y volvió a jugar. Era feliz pues, ese día, habían empezado las vacaciones.

En ese momento de silencio, él revivió ese pasaje de su vida, ese pequeño recuerdo que ya estaba lejano. En ese instante, él levantó su mirada y se encontró con los ojos de la mujer más linda del mundo. El silencio terminó cuando él le dijo: “Eso eres para mi. Eres mi primera mañana de vacaciones… para siempre.”