Estos son dos apartes de un texto enviado a una amiga. Escrito en 2004 - 2005.
_______________________________________________________
Hace ya muchos días, la vida de nuestro personaje volvió a cambiar. Los momentos duros y fríos que vivió en la capital habían quedado atrás. En su cabeza, retumbaba la idea que utilizaba para convencerse de que lo que estaba haciendo estaba bien. Según él, los más grandes generales eran los que sabían cuando atacar pero, también, cuando replegarse. Para él, el regreso a su ciudad era una etapa en la que debía recuperar fuerzas perdidas. Igual, a veces no lograba convencerse de esta idea: Se sentía triste.
Poco a poco, el año terminaba y nuestro personaje se iba re-encontrando con quienes había vivido muchas historias. El calor de su ciudad y el de sus amigos fueron reconstituyendo el alma desgastada por los golpes que había sufrido. Aunque ya casi un año atrás, seguía hirviendo la sangre cada vez que la recordaba. Ella había sido su razón de ser por cerca de cuatro años. Pero dejó de serlo. Se alejaron. Ahora, estando los dos en la misma ciudad, no podía impedir la imagen de los posibles encuentros fortuitos. Construía historias en su cabeza en las que imaginaba a sí mismo, viéndola en un bar, entrando a una sala de cine, en restaurantes,…siempre acompañada. Valdría la pena aclarar que para nuestro personaje, la realidad era algo negativa, de ahí que hasta lo que se imaginaba iba en contra suya.
En sus momentos en los que no era acompañado por alguien, recaía en sus confusos acertijos. Preguntas sobre su devenir, sobre su pasado,… sobre su pasado, al que según él no puede abandonar. Sigue con él, a veces como lastre, a veces como fuente de ejemplos para tomar alguna decisión sobre un próximo paso por dar.
Al transcurrir los días, este hombre se fue acostumbrando a un vacío que no le dejaba concentrarse en sus tareas diarias. Desde hace mucho, él había definido la diferencia entre sentirse solo y querer estar solo. Cuando se busca -decía él- estar solo, se puede aprender más, tratando –como siempre- de resolver los cuentos que se crean en mi cabeza, inventados para determinar cuál sería mi posible reacción cuando estos se vuelvan, posiblemente, realidad. Pero, desde su regreso, empezó a no querer estar solo. Eso lo dejó con la otra opción que él mismo estableció: se sintió solo. Aunque, en realidad, siempre estuvo con alguien al lado. Pero esas compañías poco duraban.
Cierto, tuvo espacios de tiempo en el que conocía la alegría nuevamente. Pero, nunca estuvo seguro de las relaciones que formaba. Y siempre terminaban, no sin herir a quienes le acompañaron. Herir por no pensar. Pensar era algo que normalmente hacía bien, pero todo estaba fallando en él. El nuevo año empezó así. Nuestro amigo confundía sentimientos, por lo que el miedo a estar solo actuaba como cariño. Nunca supo qué era lo que sentía en realidad.
(...)
Cuando la conoció fue una época extraña. Todos sus amigos estaban en una etapa de crisis en sus relaciones. Frente a esto, nuestro personaje no podría negar que le causaba algo de bienestar. Así ya no se sentía solo en la miseria y hasta podía atreverse a decir que estaba mejor que los demás.
Él, como ya sabemos, había regresado de la capital y empezó a buscar empleo. Lo consiguió fácil, gracias a sus contactos hechos a través de su labor durante el tiempo que estuvo fuera de su ciudad. Siguió en contacto con sus amigos que continuaban en la ciudad. Almorzaban juntos como solían hacerlo algunos días en la semana. Esto era de gran ayuda para él, dejaba sus problemas lejos de su cabeza. Igual seguían existiendo pero las voces de los que lo rodeaban los ocultaban.
En ocasiones, durante esos minutos del medio día, temas recurrentes emergían de la memoria colectiva de este grupo de personas. Tiempos en los que tenían otras preocupaciones que en ese momento eran todo menos eso. Recordaban “vidas pasadas” que los acercaba aún más, como si fuera un medio de protección para enfrentar lo que se venía. El grupo parecía resistirse a perder la cohesión que ya muchos meses atrás se había debilitado.
Pudo conocer nuevas caras. Nuevas personas empezaron a ser parte de sus días. Esto permitió darle algo más de resistencia a un grupo que no era, por mucho más tiempo, sostenible. Además, se era testigo de las disputas internas de las parejas que aunque internas, la cercanía con los demás hacía que los problemas salpicaran a muchos. En ocasiones, las tensiones hacían que el grupo se dividiera. Estos se conformaban por aquellas personas que se sentían cercanas por la situación que vivían. Personas que bajo otra situación estarían juntas, ahora compartían sus penas. En cierto modo, es divertido –irónicamente se decía-.
Así pues, la vio él a ella por primera vez. Si, él a ella, porque como era lógico, cuando ella apareció, su relación estaba en crisis por lo que lo menos que le importaba era alguien más. Así que poco o nada de atención recibía nuestro amigo, quien demostrando una vez más su visión perdida que era su estado normal en ese momento, empezó sólo a prestarle, a ella, su atención. Por qué visión perdida? Porque el contexto sentimentalmente crítico para ella, no le permitía ver más allá y con razón. Pero nuestro amigo, pobre de él, testarudo no pudo resistir e hizo lo que hacía mucho no hacía.
Poco a poco se fue acercando a ella. Le gustaba su compañía, hablar con ella. Le gustaba simplemente verla. Pero nunca lo relacionó con que sentía algo por ella. Simplemente pensaba es bueno conocer nuevas personas.
(...)
lunes, 1 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario